¿Qué padre envía a su hijo para ser torturado? Un padre así,
es un ser desnaturalizado. Un dios así, sencillamente no es Dios.
Estas líneas ilustran el pensamiento griego que
antagonizaba el mensaje de Pablo durante el primer siglo. “Los judíos piden señales, y los gentiles contrarrestan con argumentos;
nuestro evangelio de un Cristo crucificado, es un absurdo para ellos,”
diría el reporte del apóstol. “Pero para
los llamados, así judíos como griegos, Cristo es poder de Dios y sabiduría
de Dios” (1
Corintios 1).
Por extraño que parezca, la antigua mentalidad griega es un
poderoso contrapeso para el mensaje que predicamos. En una era post-moderna en que
los sentimientos y el bienestar individual han tomado la delantera, las personas
prefieren escuchar de un Dios favorable, garante de la seguridad y la
felicidad, más que de un Maestro que invita a llevar una cruz cada día.
En efecto, La Biblia dice que Dios es amor, que Él se
define a sí mismo como defensor, proveedor y Salvador, pero al mismo tiempo nos
hace la advertencia: “en el mundo tendrán
aflicción, pero tengan confianza, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).
De todas maneras, confiar en un Dios que es bueno pero que
no necesariamente se ajusta a los estándares actuales de “seguridad”, no es
nada sencillo. Se necesita convicción. Se necesita una fe humilde para abrazar
esos momentos dolor y de pena como posibles expresiones de la sabiduría y del
poder de nuestro Dios en nuestras vidas.
Los griegos no aceptaban que el sacrificio del Hijo de Dios
fuera el vehículo usado por el Padre para traer salvación y restauración a toda
la creación. Así mismo, hoy en día, muchas personas todavía batallan con la
idea de que un Dios de amor permita que el dolor y el sufrimiento entorpezcan
la vida de Sus hijos.
Pero los que hemos decidido creer, nos arriesgamos a
recorrer el camino de la dificultad con la confianza de que el poder y la
sabiduría de Dios se manifestarán, y que Dios sacará ventaja de
esos momentos dolorosos y todo ayudará para el bien de Su Reino.
A través de estas letras, Centro Nehemías quiere enviar una
palabra de ánimo y solidaridad a varios hermanos, líderes de transformación,
que están atravesando muy duras circunstancias. Llevamos en nuestro pensamiento
y oraciones a varios miembros de esta comunidad que están sufriendo la pérdida
de seres queridos, complicaciones de salud y otras tribulaciones y ataques.
La valentía y resilencia de cada uno de estos amigos, para
enfrentar esos fuegos impetuosos, para sacar fuerzas de la debilidad, para
permanecer fuertes en el campo de batalla, nos anima a seguir confiando en la
soberanía y cuidado del Señor aún cuando estemos en el centro de la dificultad.
“Si cierto es que
Dios permitirá que sus hijos
pasen por el
fuego,
también es cierto
que estará con ellos
en medio de las
llamas.”
Ciertamente es dificil seguir a un Dios que no te asegura el exito y la comodidad en todo momento, solo es posible seguirle hasta que el nos hace entender lo vano de este mundo.
ResponderEliminarGracias Salomón, por su comentario.
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